Príncipe valaco del siglo XV
Considerado un héroe nacional de Rumanía.
Padres: Vlad II Dracul de Valaquia
Cónyuge: Justina Szilágyi
Hijos: Vlad IV Dracula, Mihnea cel R?u, Zaleska, Radu, Vlad, Mihail
Conocido como: Vlad el Empalador
Vlad III, conocido como Vlad Drácula o Vlad el Empalador, nació en el año 1431 en la ciudad de Sighisoara, situada en la región de Transilvania, en lo que hoy es Rumania.
Familia
Era hijo de Vlad II Dracul, un noble valaco que ese mismo año fue investido con la prestigiosa Orden del Dragón por el Emperador Segismundo del Sacro Imperio Romano Germánico. Esta orden, de carácter militar y cristiano, fue creada para defender la cristiandad frente al avance otomano, y su símbolo era el dragón. De este título proviene el nombre “Dracul” (Dragón o Diablo en rumano), y por lo tanto Vlad III se hizo llamar Drácula o Draculea, que literalmente significa “Hijo del Dragón” o “Hijo del Diablo”.Vlad provenía de la Casa de Basarab, una dinastía noble que gobernó el Principado de Valaquia, una región estratégica entre Europa Central y el Imperio Otomano. Sus hermanos incluían a Mircea II, con quien compartió ideales guerreros y el deseo de liberar Valaquia del dominio extranjero, y Radu el Hermoso, quien más tarde se aliaría con los turcos, convirtiéndose en uno de sus principales enemigos políticos y personales.
Formación
Durante su infancia, Vlad vivió en un entorno de tensiones políticas y militares. A los trece años fue entregado como rehén al Imperio Otomano, junto a su hermano Radu, como parte de un acuerdo político entre su padre y el sultán Murad II.Allí, en Adrianópolis (actual Edirne), Vlad recibió una educación musulmana, aprendió turco, y fue instruido en tácticas militares. Sin embargo, desarrolló un profundo resentimiento hacia los otomanos, mientras su hermano Radu se adaptó e incluso abrazó la cultura otomana. Este período de cautiverio fue decisivo en la formación del carácter de Vlad: endurecido por la traición y la violencia, y marcado por el deseo de recuperar su trono y defender su tierra natal, regresó con una mentalidad estratégica y despiadada.
Carrera
Vlad comenzó su carrera política y militar en un contexto caótico. Su padre y su hermano mayor fueron asesinados en 1447 por una conspiración de boyardos (nobles valacos), lo que dejó a Vlad sin familia y sin trono. Con el respaldo de fuerzas húngaras, intentó por primera vez recuperar el trono en 1448, aunque su reinado inicial fue breve. Durante los años siguientes, vivió entre exilios y alianzas, consolidando su reputación como un líder feroz y astuto. Finalmente, en 1456 logró recuperar el trono de Valaquia con el apoyo del rey húngaro Matías Corvino. Desde entonces, comenzó su período más influyente y también el más temido.Vlad III reinó en Valaquia en tres períodos distintos: 1448, 1456–1462, y brevemente en 1476. Su reinado más significativo fue el segundo, durante el cual aplicó una política de centralización del poder y eliminación de la nobleza traidora.
Fue especialmente conocido por su uso del empalamiento como método de ejecución: una técnica brutal que consistía en atravesar a sus enemigos con estacas de madera, a menudo en exhibiciones públicas destinadas a infundir terror. Su política se centró en fortalecer el poder del príncipe frente a la nobleza y defender Valaquia del Imperio Otomano.
En 1462, cuando el sultán Mehmed II lanzó una gran ofensiva contra su territorio, Vlad recurrió a una guerra de guerrillas y tácticas psicológicas, como el infame “Bosque de los Empalados” —millares de cuerpos empalados colocados a lo largo del camino hacia Târgovi?te—, lo que llevó a los turcos a retirarse momentáneamente, horrorizados por la escena.
Aunque no dejó obras escritas ni tratados políticos, la figura de Vlad Drácula tuvo un profundo impacto histórico. Su brutalidad fue ampliamente documentada en panfletos alemanes de la época, que lo retrataban como un monstruo sanguinario, aunque muchas de esas fuentes fueron propaganda política impulsada por sus enemigos. Sin embargo, fue también admirado por su firmeza y por su cruzada contra la corrupción y la traición.
El Papa Pío II lo consideró un defensor de la fe cristiana frente a los musulmanes otomanos. En Rumanía, sigue siendo visto por muchos como un símbolo de resistencia frente al dominio extranjero. Su figura fue inmortalizada en la cultura occidental gracias a la novela de Bram Stoker, Drácula (1897), que, aunque se aleja de la realidad histórica, tomó de Vlad su nombre, su lugar de origen y parte de su aura siniestra.
